El medio ambiente se ha visto sacudido a lo largo de la historia por el mal entendido desarrollo, donde las acciones devoradoras sobre un medio finito no se han tenido en cuenta en un sistema que tiene como idea principal el crecimiento constante. Ahora nos vemos inmersos en una crisis provocada por una serie de intereses mercantiles que no están basadas en el trabajo productivo si no en el beneficio provocado por la especulación. Demasiadas personas quieren vivir sin trabajar, obteniendo beneficios en bolsa, rumores y acciones. El beneficio económico ha dejado de lado la realidad, y en este proceso se han visto seriamente dañados los planes y proyectos medioambientales tan necesarios para hacer frente a problemas tan acuciantes como el cambio climático. El Informe Stern, indica en este sentido, que con una inversión cercana al 1 por ciento del PIB de cada país podríamos dar la vuelta a la actual situación mientras que el peso de la inacción oscilaría entre el 5 por ciento y el 20 por ciento de ese PIB en el corto y medio plazo. Además cito textualmente parte de este informe donde dice; “Nuestras acciones en las décadas inmediatamente venideras pueden implicar el riesgo de una disrupción de la actividad económica y social durante el resto de este siglo y el siguiente, de una escala parecida a la de las grandes guerras y la Gran Depresión.”
La lucha por la defensa del medio ambiente es, además, una oportunidad para la economía mundial ya que desde el desarrollo de tecnologías limpias en la generación energética, hasta los planes de protección de espacios naturales, suponen un beneficio económico de incalculable valor debido a todas las inversiones que no se deberían hacer para remediar los problemas generados por los modelos actuales de desarrollo, y utilizándolo en otros sectores productivos o sociales. Pero no se tienen en cuenta diversas claves para descifrar el problema generado por el actual modelo de desarrollo aunque se conozcan las herramientas adecuadas; como la internalización de las externalidades. Este proceso se basa en tener en cuenta los costes reales en todos los sentidos de la producción. En la mayor parte de los procesos económicos y valoración de los costes de las grandes empresas no atienden los costes económicos que supone poner remedio a los problemas ocasionados por la producción. Este es un grave problema que asumen en la mayor parte de los casos los estados, es decir todos los ciudadanos estamos pagando los problemas ocasionados por grandes multinacionales con enormes beneficios, que además de empobrecer la sociedad también impactan de forma muy grave sobre el medio ambiente.
Por otro lado la defensa y protección del medio ambiente también es capaz de generar una gran cantidad de puestos de trabajo. Sectores como el silvícola, el energético, el turístico e incluso el industrial pueden llegar a encontrar la sostenibilidad económica, medioambiental y social si se aplicasen los criterios de ID que se están planteando desde mucho centros de investigación.
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